Dejas que Musa se vaya
Miras como Musa sale por la puerta. Pasas los minutos preocupándote por él, a pesar de que te dijo que no te preocupases. Pasan varias horas y de repente oyes ruidos en el pasillo.
Es Musa.
Pero no es él quién camina por el corredor, son sus amigos quienes lo llevan a cuestas
Lo llevan a la salón y lo acuestan en el sofá. Solamente tras la reacción de tu marido te das cuenta de lo que ha pasado. Musa está muerto.
Todo parece irreal y la habitación comienza a darte vueltas. Os preparáis para celebrar su funeral al día siguiente, pero los militares israelíes os obligan a hacerlo a altas horas de la noche, algo común durante la Primera Intifada.